miércoles, 31 de agosto de 2011




Nota inicial

Este espacio esta diseñado para que aquellos
afectos y afectados por las letras, circulen
algunos de sus textos para encotrarse con
algunos lectores y escritores y otros poseídos
por las letras, entedemos que el oficio del
escritor en una sociedad como la nuestra donde
se ha simbolizado con la palabra la guerra, el amor,
la injusticia, el encuentro la fraternidad, pero
sobre todo la discusión de eso denominado lo
humano desde distintos puntos departida es la
intención de este boletín. ojala este espacio
conserve ese animo de diversidad de la palabra
de este ahora del humano.


Luiz Ortíz
(el viejo Bucanero)
Mandamientos del escritor
(Decalogo del Bucanero)
1. No leer nunca en vano.
2. Escribir siempre la verdad.
3. Como el escritor es un mentiroso buscar dónde
está la verdad.
4. Leer, para sentir el saber escribir.
5. Leer bien para escribir mejor.
6. Escribir para los que sienten.
7. Si no encuentras la verdad, escribe, escribe y
escribe.
8. Escribe como si fuese tu último escrito.
9. Piensa lo que escribes, eres el responsable de
ello.
10. Escribe como si estuvieses extrangulando tu
inteligencia para hacerle vomitar la verdad.




Luiz Ortíz Guzmán
seudónimo: el viejo bucanero
Mis publicaciones son chiquinquira pasado y presente: el camino de los bibliómanos - mitos y
leyendas chibchas - los relatos de la isla del sol - entre la tierra y yo. He recibido mis premios como
el primer premio en el concurso: historias barriales y veredales, el primer premio en el concurso
Colombia crece leyendo.



José Oscar Garzón
Narraria Común”, y en el año 1998, con el trabajo “El Libertador a los cuatro
vientos”, yen el año 1999, con “Yo Matatigres, una historia una leyenda”. Trabajos
editados y publicados por el Departamento Administrativo de Acción Comunal y
Distrital.



¿Y el cuerpo de Teodolindo?
Después de cuarenta horas de haberse desdoblado y luego de sumirse en un
viaje astral profundo, regreso el espíritu de TEODOLINDO a la habitación, donde
él practica yoga desde hace más de cuatro años. Pero que sorpresa se llevo al
ver que su cuerpo no estaba en la cama donde lo dejo, tampoco en la mecedora,
ni mucho menos sobre la mesa de planchar; miro por todos lados, debajo de la
cama, observo el piso, pero nada, no encontró su cuerpo. Salio de esa alcoba, fue
a la cocina, a la sala, al cuarto matrimonial, al baño, también se asomo a las
piezas de Marcela y de fredy, sus hijos, pero nada que encontraba su cuerpo,
además noto algo muy extraño todo estaba desierto.
Ya desesperado comenzó a gritar, pero ni el mismo se escuchaba, mas ira le dio
al ver que su ahogado clamor no encontró eco; es que ni siquiera le paró bolas
el achacado perro que echado en el patio de ropas tomaba el sol mañanero.
¡Adela!, donde estas vieja cantaletera, a donde te has ido, a ya se ¡carajo! a
lamber ladrillos. Bueno no importa donde estés, pero regresa, regresa pronto,
quiero verte. ¡Ahí esta! te propongo una cosa: Perdono tus ofensas, de ahora en
adelante te prometo no ser gruñón, no te vuelvo a chistar ni muu la próxima
vez que me vacíes, pero por favor aparece y dime donde esta mi cuerpo. Vea,
hoy no le has dado ese áspero jugo de berenjena con mandarina para bajar los
trigliserios; ni el agüita de toronjil para aliviarle el corazón ¡Ah! ya no se que
hacer con esos achaques que sufre mi cuerpo y pa`mas vainas la verriondatensión; pero no importa, si encuentro mi cuerpo procurare convivir con ellos,
me llenare de paciencia, porque con amargarme lo que gano es sufrir y hacer
sufrir a la Adela. Juro que de ahora en adelante no me vuelvo a quejar, mejor
dicho si me da gripa, pa` Dios, que me cohíbo hasta de estornudar.
Oiga, tampoco escucho el estruendo que hace el Fredy por las mañanas con ese
iguemadre equipo a todo volumen que a veces me toca gritarle y hasta
encarármele para que le baje, dizque Hip Hop, Rock,y ese… Reggaeton; no… me joda,
en vez de escuchar noticias o música bonita; pasillos, boleros, baladitas y por su
puesto de vez en
cuando un Rock and Roll. ¡Ah tiempos aquellos! Bueno, bueno, Dios mió que
aparezca mi cuerpo y cuando lo vuelva a tener no peleare con Fredy, al fin y al
cabo son muchachos y por algo les da; en serio cuando regrese a mi cuerpo le
voy a aguantar; si, que escuche lo que quiera y al volumen que pueda. Y que
carajo, me hago el de las





Aldemar Gonzalez
Bogotá, D.C. (1975). Poeta y músico. Es autor de los poemarios: La Ruta del Extravío, Los Años
Anegados, El Canto del Náufrago Solar, y coautor de los libros: Las Voces del Río (2004), Libando la
Palabra (2007), Versos en la Esquina de la Ceguera (2007), La Poesía Está en la Calle (Encuentro de
Saberes Urbanos, 2009), Memorias del Encuentro Literario Caminos y Palabras (2010), y 50 Poetas
Colombianos y una Antología (Caza de Libros, Ibagué, 2010). Gestor cultural. Miembro y cofundador en
el año 2000, de la Sociedad del Poema en Emergencia, en la Universidad Distrital Francisco José de
Caldas. En el año 2009, fue participante en la 3ra edición realizada en Colombia del Día Mundial de la
Poesía (Celebración instituida por tla UNESCO en más de 15 países).



El Relampago
Es raíz luminosa en el cielo del invierno;
la suma de lo escrito en la tormenta
que algo separa en el tiempo para unirnos;
el estremecimiento de los días
con aquellos poemas que ahora son
nuestra brújula.
Él y yo nos servimos del instante.
Su extensión es mi más lento parpadeo;
la parte de un mensaje que hacia el
mundo fulgura.
Memoria, pronóstico y llamado del
invierno.
Instante de otro instante que quiere
señalarnos lo anterior al esplendor, lo posterior al
estruendo.






Galería del espanto
¿Y ahora con cuál cárcel huir?
¿Con qué tiempo puntualizar lo propicio?
¿Con cuánta piel nombrar siquiera una
desnudez?
¿Con cuál verdad morir?
¿Con cuál país dejar de ser exilio?
¿Con cuánta hambre sanar nuestra
despensa?
¿Con qué ausencia mirarnos?
¿Con qué distancia medirnos?
¿Con cuál angustia hacer el nudo en la
soga?
¿Con cuál soledad al fin comprender las
presencias?
¿Con cuál muerte sabremos responder?


Luiz Alberto Gonzales
Autor de gran cantidad de poemas y cuentos. Representante de literatura en el Consejo de Cultura de la
Localidad de Tunjuelito. El año pasado public´ot el libro: "Tunjuelito en cuentos y poemas", gracias a un
premio otorgado por la SDCRD de Bogotá.


Teresa
Por: LUIS ALBERTO GONZÁLEZ
Cursaba yo el bachillerato en un colegio nocturno, cuando conocí a Teresa. Ella
era una chica de baja estatura, con cara de muñeca, algo voluptuosa y muy
sexy. La popularidad de la muchacha era muy grande, de manera que había
bastantes varones detrás de ella. Pero el que menos posibilidad de llamar su
atención poseía era yo; pues mi atractivo físico (disminuido mucho por la
delgadez y el acné juvenil) era muy poco. De manera que me tuve que
conformar sólo con andar a las espaldas de ella. Como yo sabía en donde vivía
Teresa, caminaba hasta esa calle, me paraba en la esquina, y tan pronto la
muchacha salía de la casa: la perseguía. Mientras Teresa compraba frutas en la
plaza de mercado; yo la miraba en secreto, mientras Teresa hablaba por un
teléfono público; yo la observaba en secreto, mientras Teresa oraba en la iglesia;
yo la contemplaba en secreto, y para mi buena fortuna; ella jamás se dio cuenta
de nada.
Teresa era la novia de uno de los muchachos más “duros” del barrio: el hombre
usaba bluyines marca “Levis”, zapatillas marca “Adidas” y chaquetas marca “Fila”.
Además tenía una escandalosa moto en la que andaba montado todo el día:
¡Exhibiéndose en actitud de macho reproductor ante las hembras más lindas del
barrio! Muchas veces imaginé que el tipo ese se estrellaba en su motocicleta y se
mataba: suena muy cruel decirlo así de simple, pero es la verdad; así pensaba
yo. No obstante, el novio de Teresa no murió en un accidente de transito, lo
mato una bala perdida (proyectil no impactado dicen los criminalistas), una
noche de sábado en la que cruzaba borracho por “la calle del pecado”. Ese sitio
que en aquellos tiempos era uno de los más peligrosos que había en el barrio
San Carlos. Luego de la muerte de ese novio esplendido (que tanta envidia me
causaba a mí) Teresa se fue a otra parte y prácticamente desapareció de mi
vida. Años después comenzando el siglo 21 volví a ver a Teresa:
Nos encontramos en pleno centro comercial Ciudad Tunal. Los dos entramos en
el mismo asadero de pollos y ahí se dio nuestro encuentro. Teresa habíacambiado mucho, estaba más delgada, con un cabello corto que apenas le llegaba a
la nuca, su rostro, sin embargo, conservaba algo de su antigua belleza. Hablamos
durante un largo rato, me contó que aún estaba soltera y sin hijos, pues sufría de
una anomalía en los ovarios que le impedía concebir niños, y por lo tanto los
hombres con quienes había vivido la habían abandonado por ese motivo.
Concertamos una cita para el domingo siguiente en Venecia, que era el barrio en
donde ella estaba viviendo. Los lugares de la localidad en donde yo vivo
(Tunjuelito), siempre han sido los escenarios de mis encuentros amorosos, pues yo
detesto verme con mis enamoradas en mi casa ó en la casa de ellas.
Todo lo que no pasó en la década de los ochentas (cuando Teresa y yo estábamos
en plena adolescencia), sucedió en el comienzo del nuevo siglo, cuando ya éramos
personas maduras. Fueron varios meses de romance, pero ella y yo no íbamos a
ningún sitio en particular, nos dedicábamos a caminar mañanas o tardes
enteras, hasta que quedábamos exhaustos, entonces comprábamos comidas y
bebidas, y luego nos encerrábamos en una pequeña habitación que habíamos
arrendado por ahí; en un lugar... discreto de la localidad sexta.
Ese cuartito fue el escenario de nuestro amor: adentro teníamos muy pocas cosas,
apenas una cama, una mesa y dos sillas, pues éstos eran los únicos elementos
que requeríamos para nuestros ratos de pasión: una cama para hacer el amor y
la mesa y las sillas para sentarnos a comer. El resto del tiempo como ya dije,
andábamos de paseo por el Centro Comercial Ciudad Tunal; tomando cerveza, por
la alameda de Fátima; comiendo helados, por Venecia; comprando baratijas, y por
San Carlos; recordando los años maravillosos del bachillerato.
Nuestro amor fue placido y tierno, el sexo era casi anecdótico (nunca he entendido
por qué hay palabras tan feas en el español), y a propósito de deseo, recuerdo el
contenido del primer poema que le dediqué a Teresa en la época de mi
adolescencia, cuando ella ni me volteaba a mirar; los versos empezaban más o
menos así:
“Bella y amada teresa
Cuando me entregaras tu pureza…”
Quince años luego de su redacción inicial, por fin Teresa conoció aquel poema
cursi, pero para mi buena fortuna lo encontró muy tierno y simpático. Fueron
pasando los días, las semanas y los meses, y Teresa y yo seguíamos en lo mismo,
en nuestras rutinas de paseos diurnos por la localidad y en nuestras noches de
amor. Nada nos preocupaba y en nada pensábamos, el hecho de estar (o andar)juntos tenía un único propósito: pasar ratos muy agradables el uno al
lado del otro, ya que los dos estábamos convencidos de que el amor sólo
existe por momentos... y que todo lo demás es pura ilusión. Como
nuestro tranquilo y tierno amor pasaba por un gran momento, yo le
escribí a Teresa estas poéticas palabras:
“Eres un fantasma del pasado
Que ha venido
A Convertir el presente
En un momento de
Maravillosa alegría
Me basta con tu mirada,
Con tu sonrisa, con tu presencia
Para sentirme un hombre
Dichoso y bendito”
Por fortuna estos versos me parecen (actualmente) un poco más
publicables que los primeros que le escribí (por allá en los años ochentas
del siglo pasado) a mi amada Teresa. La última vez que la vi fue un
sábado: estuvimos en el cine y después nos encerramos en nuestro
rincón romántico a oír viejas baladas románticas, como a Teresa le
encantaban esas melodías y además las cantaba muy bien, esa noche en
medio de la euforia (producida por el exceso de cerveza), ella me dedica
un tema musical que jamás he podido olvidar; uno que dice en su coro:
“Tan vacía mi vida estará, tanta falta a mi ser tú le harás”
El contenido de esa canción fue como un mal presagio de lo que iba a
pasar después, porque Teresa desapareció. No volví a saber nada de ella.
Hablé con gente de su familia, con compañeras de trabajo, con vecinos
del barrio San Carlos, con gente del barrio Venecia, pero nadie sabía
nada:
Teresa se esfumo de la faz de la tierra. Aún hoy en día me pregunto que
habrá sucedido con ella: ¿Viajaría a otro país? ¿Fue asesinada? ¿Fue
secuestrada? ¿Está oculta en algún lugar de Colombia?
Sin embargo, la respuesta a todas estas preguntas es la misma: ¡No sé!
Teresa se convirtió en una más de las personas que en nuestro país; desaparecen para siempre sin dejar rastro alguno. Amé a Teresa como a ninguna
otra mujer, y no obstante ella en mi vida ahora es sólo un recuerdo, uno que poco
a poco se está borrando de mi mente.


Edgar Loaiza
Actor de teatro y televisión incursionó en el arte de la zarzuela, escritor de teatro y
acompañante de lectura del grupo de abuelos de la biblioteca publica de el tunal.


A votre sante
por: EDGAR LOAIZA ALZATE
Vino, champaigne,
brindis, salud, licor espirituoso.
el viñedo de el aroma,
resultado del rizoma
que sembraron los de antaño
y cosecharon durante años,
en vendimia tras vendimia.
Uvas aqui,
uvas alla y aculla.
Aroma, bouquet,
color, sabor, calidad,
y nosotros hoy reunidos
todos los aperitivos,
de esta rica suavidad.
El bouquet de un buen licor,
el requiebro de un amor.
y asi celebrar gozozos
este nacimiento excelso,
que a su cuarto aniversario
ya corna en dia inmerso
este club de sobrios ebrios.


A RAFAEL ESCOBAR y JANET CASAS y
al club de amntes del vino y la poesia


Poco a poco se está
borrando de mi mente.